Estudios costistas

Singularizo en una sección propia de este blog mis trabajos sobre la obra y el pensamiento de Joaquín Costa. Y lo hago porque ha sido mi ocupación más extensa e importante como investigador. Además, porque en mis estudios costitas confluyen preocupaciones generacionales (la generación de 1968) y personales sobre la constitución de España como una nación y un estado modernos y sobre sus problemas, retrasos, insuficiencias y limitaciones históricas, que llegan en cierta medida y en muchos aspectos, condicionándolos, hasta nuestro presente mismo. Más que “el problema de España” se trata de los problemas de España para constituirse, en palabras de Costa, una nación moderna, en el contexto occidental e histórico del término.

Cuando en mi juventud se manifestó mi interés por la historia de España no era un interés de conocimiento académico, sino de preocupación por su devenir histórico que, en aquellos años, entre mediados de los sesenta y mediados de los setenta, sentíamos bajo la aplastante realidad del régimen dictatorial franquista, expresión última de ese conflictivo y turbulento pasado, durante el siglo XIX y dos tercios del siglo XX. Y en ese proceso, la guerra civil y sus consecuencias, la abolición de la democracia y el establecimiento de una larga y violenta dictadura franquista, eran la manifestación dramática extrema de ese pasado conflictivo, “de guerras civiles recurrentes”, en palabras de Alfonso Ortí. Y en ese proceso de despertar a la conciencia política y por la historia de España, me encontré con Joaquín Costa.

Además, ese sentido histórico profundo de manera de afrontar los problemas de la modernización de España me llevaba, igualmente, a la sociología; y no podía ser de otra manera. Como a tantos universitarios de mi generación, nos era necesario conocer no sólo la historia sino la también la realidad sociológica de España en el tardofranquismo. De la misma manera que Joaquín Costa transitó de la filosofía del Derecho y la Historia a la sociología, constituyéndose en el sociólogo histórico por excelencia del pensamiento español, como dice también Alfonso Ortí.

Y otro paralelismo más. Como en el caso de Joaquín Costa, el estudio de la agricultura y de la sociedad rural, ha sido la clave de bóveda de mi quehacer profesional, un quehacer que no se ha visto constreñido o limitado a parámetros académicos, sino que, trascendiéndolos, muestra un radical compromiso ciudadano con mi país. Joaquín Costa, que fue muchas cosas, fue también una figura fundamental del pensamiento social agrario español contemporáneo. Y en ese sentido, ha sido objeto de mis indagaciones sobre la historia de esa corriente de pensamiento y de la propia sociología rural en España.

Last but not least, en mi interés por la obra y pensamiento de Joaquín Costa, tengo que reconocer tres influencias magistrales. En primer lugar, la de Alfonso Ortí (maestro, amigo y colega), con el que he hecho mi recorrido costista, trabajando conjuntamente desde hace más de treinta años, del que tanto he aprendido (de historia de España, de sociología y de su enorme humanidad, lucidez, sabiduría y compromiso intelectual). Ni que decir tiene que mi comprensión del pensamiento costiano es absolutamente deudora de las ideas y la perspectiva de Alfonso Ortí sobre el gran pensador altoaragonés, incluso en mi propia ubicación (como él decía de sí mismo) en los “márgenes del centro” del sistema académico español. Los otros maestros costitas han sido Alberto Gil Novales y Eloy Fernández Clemente. Sus libros germinales fueron referencias fundamentales y con ellos compartí proyectos e iniciativas costitas. Generosos, abiertos, entrañables. Mi relación con ellos traspasó los límites académicos para llegar a una gran amistad. Los dos han fallecido recientemente. Siento mi orfandad respecto a ambos. Remito al lector a mis contribuciones a sus homenajes. 

En este apartado iré exponiendo mis actividades costitas en el ámbito de la investigación, publicación y en la organización de eventos.